Centro de
en Zaragoza
- Neurofeedback
- Psicología
Los primeros experimentos con biofeedback trataron de emular la capacidad de algunos “místicos” orientales que eran capaces de controlar sus funciones corporales involuntarias, como el ritmo cardíaco y la temperatura.
Se diseñó un método, basado en el conductismo que era el paradigma dominante en aquella época, de forma que se medía el parámetro a controlar y se le ofrecía a la persona que estaba tratando de controlarlo un “recompensa” cuando lo conseguía o un “castigo” cuando no lo conseguía. Normalmente tanto la recompensa como el castigo solían ser sonidos o incluso información verbal sobre el éxito o el fracaso.
Los resultados constataron que se podía controlar, mediante este método, funciones corporales que se consideraban incontrolables: como la temperatura o la sudoración.
Muy posteriormente se empezó a considerar los beneficios terapéuticos, tanto físicos como mentales, de esta técnica, que permitía aprender a relajar los músculos, controlar la respiración o el ritmo cardiaco.
El neurofeedback nace en 1960 cuando se empiezan a usar como señales del cuerpo las ondas cerebrales, tal y como se explica en la sección correspondiente.
Las técnicas de biofeedback logran que una persona pueda tener consciencia de funciones biológicas propias que en condiciones normales no se perciben.
Entre los diferentes tipos de biofeedback podemos encontrar:
Electromiografía:
Es la medición de la actividad muscular mediante electrodos colocados en los extremos del músculo.
Respiración:
Podemos realizarlo controlando la respiración mediante varios métodos: con una banda elástica que controle los movimientos torácicos, mediante una electromiografía de los músculos respiratorios o por la medición del CO2.
Variabilidad del ritmo cardíaco:
Que se mide por el volumen de sangre en las extremidades o la temperatura, ya que se deriva de la vasoconstricción de las arterias.
Conductividad de la piel:
Es una medida indirecta de la sudoración.
El biofeedback electromiográfico consiste en monitorizar la tensión eléctrica de excitación de un músculo para entrenar a la persona en la tensión o relajación de dicho músculo.
Para realizarlo se utilizan electrodos de superficie en el inicio y final del músculo a monitorizar. Cuando el músculo se va a activar se recibe una potencial de acción que luego se traduce en una activación muscular.
En el entrenamiento se utiliza, como en el resto de las técnicas de biofeedback, un estímulo neutro que la persona que realiza el entrenamiento pueda usar como indicación de estar realizando adecuadamente el entrenamiento.
La principal utilidad del biofeedback por electromiografía es la recuperación de lesiones nerviosas que impliquen actividades motoras. Se han realizado una gran cantidad de estudios experimentales y se ha constatado de forma general la eficacia del biofeedback para la recuperación motora.
Se está usando como complemento a la fisioterapia en la recuperación de ictus, trastornos craneoencefálicos, lesiones neuromusculares o lesiones parciales de médula.
La efectividad de este método se basa en que el potencial de acción llega antes que el movimiento real, por lo que podemos ver que existe una corriente excitatoria en un músculo, aunque esta corriente no sea lo suficientemente intensa para contraerlo. De esta forma, la persona sometida a entrenamiento ve sus progresos aunque no esté realizando aún un movimiento real. Además, puede obtener información visual de la “fuerza” que está ejerciendo, lo que le permite tener un referente con el que esforzarse.
Dentro de los usos de biofeedback electromiográfico de eficacia constatada a nivel experimental tenemos los siguientes:
El biofeedback de la respiración, además de su probada eficacia para el tratamiento de la ansiedad y el estrés, ha sido utilizado como complemento al tratamiento de algunos problemas físicos, como el asma y algunas otras enfermedades respiratorias.
A finales del siglo pasado se formuló la hipótesis de la especificidad fisiológica de las emociones, según la cual a cada emoción correspondía una respuesta fisiológica específica. Para comprobarlo se realizó un experimento consistente en solicitar a actores profesionales que realizaran una serie de gestos, correspondientes a las facciones típicas de diferentes emociones, pero sin indicarles específicamente que generaran una emoción. Es decir, se le pedía a una persona que intentara elevar las comisuras de los labios hacia arriba, pero no se les decía que pusieran una sonrisa. Se comprobó que simplemente la expresión de una emoción tenía un correlato fisiológico. Con otras palabras, que expresando felicidad, aunque no se indicara implicitamente, la persona manifestaba signos fisiológicos y psicológicos de felicidad, y lo mismo para otras muchas emociones.
Gracias a esta reciprocidad entre cuerpo y mente, de forma que si se siente una emoción el cuerpo la experimenta y que si el cuerpo asocia respuestas fisiológicas de una emoción se acaba sintiendo, los psicólogos podemos, entre otras técnicas, plantear terapias fisiológicas que ayuden a los clientes con sus problemas psicológicos.
Uno de los recursos que más se utilizan son las técnicas respiratorias, para ayudar a las personas a reducir su ansiedad. Si la respiración es calmada, ayuda a que la mente también se calme.
Gracias al biofeedback de la respiración podemos usar este método de manera mucho más efectiva.
Uno de los ejercicios respiratorios que más cuesta aprender, trabajando con técnicas de relajación mediante la respiración, es la respiración diafragmática, que, sin embargo, puede entrenarse fácilmente mediante biofeedback.
También podemos ayudar a eliminar patrones de respiración incorrectos, como la respiración superficial o entrecortada.
Las técnicas respiratorias aprendidas mediante biofeedback se trasladan fácilmente a la vida diaria, reduciendo nuestra ansiedad al controlar mejor nuestra respiración.
Contra lo que podría parecer más intuitivo, en general, cuanto más variable es nuestro ritmo cardiaco mejor es nuestra salud. La variabilidad del ritmo cardiaco es la medida de la variación de tiempo entre latidos consecutivos.
Cada vez existen mayor número de estudios médicos que han correlacionado diferentes medidas de la variabilidad cardiaca con la posible presencia de una enfermedad o trastorno, entre ellas algunas manifestaciones cancerígenas.
Algo similar ocurre a nivel psicológico, ya que en momentos de mayor estrés la variabilidad cardiaca disminuye, lo mismo que cuando realizamos una actividad física considerable. Y, de forma recíproca, los entrenamientos en aumentar la variabilidad del ritmo cardiaco consiguen reducir los síntomas de estrés.
Se suele estudiar la velocidad de la variabilidad del ritmo cardiaco descomponiendo la medida obtenida en diferentes frecuencias, que se sabe tienen ciertos correlatos fisiológicos:
Al biofeedback de la variabilidad del ritmo cardiaco se le suele denominar coherencia cardiaca y consiste en un entrenamiento típico de biofeedback por el que se enseña a la persona a aumentar su variabilidad cardiaca, con lo que conseguirá una reducción de la ansiedad.
No debe confundirse el aumento de la variabilidad cardiaca, que corresponde a una mayor aleatoriedad entre dos pulsaciones consecutivas, y el aumento del ritmo cardiaco, que nos produciría agitación.
Además del tratamiento para los síntomas de la ansiedad, el biofeedback de la variabilidad del ritmo cardiaco se ha constatado experimentalmente efectivo para los siguientes trastornos:
Dentro de las técnicas de biofeedback la que ayuda a controlar la conductancia de la piel puede parecer la menos útil, al menos de forma intuitiva, ya que otras técnicas parecen mucho más evidentes, como el control de la respiración, el ritmo cardiaco o la tensión muscular. Sin embargo, a pesar de ello, o quizás gracias a ello, se ha constatado experimentalmente que ésta es una de las técnicas de biofeedback más efectivas y que tiene eficacia probada para mayor número de trastornos.
Hay que comentar que la excepción es el neurofeedback, que no deja de ser un biofeedback aplicado a las ondas cerebrales, y que tienen mayor eficacia aprobada que el biofeedback de la conductancia de la piel.
No deja de ser curioso que los dos biofeedback más “abstractos” sean los que más eficacia aprobada posean. En ambos casos, la persona que se entrena no tiene muy claro qué es lo que debe hacer para que su entrenamiento vaya bien. Quizás, por esa involuntariedad el aprendizaje sea más efectivo y los resultados mejores.
Los trastornos para los que el biofeedback de la conductividad de la piel ha sido constatado como eficaz han sido:
Psicólogo clínico especializado en terapia cognitivo conductual y neuropsicología.
Centro de Neurofeedback en Zaragoza del Psicólogo Manuel Olalla