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Tics

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Trastorno de tics

Se considera un tic a un movimiento o una vocalización súbito y rápido, que se produce de forma recurrente y no es rítmico. Se considera un trastorno de tics a la producción de varios tics diarios durante un periodo prolongado. Ante el tic se tiene la sensación subjetiva de que no se puede impedir su realización.

Podemos clasificar los tics en cuatro categorías:
 

  • Tics motores simples:

    • ○   Parpadear
    • ○   Guiñar un ojo
    • ○   Contraer el cuello
    • ○   Contraer la nariz
    • ○   Sacar la lengua
    • ○   Sacudir la cabeza
    • ○   Hacer muecas
      • ○   Movimientos o gestos estereotipados con la mano
      • ○   Levantar los hombros
      • ○   Movimientos del torso o la espalda
    • ○   Movimientos estereotipados con las extremidades

 

  • Tics motores complejos:

    • ○   Gestos faciales
    • ○   Olfatear objetos
    • ○   Escupir
    • ○   Saltar
    • ○   Pisotear
    • ○   Tocarse a sí mismo u a otros
    • ○   Golpearse a sí mismo
  • ○   Imitar los movimientos de otra persona (ecopraxia)

 

  • Tics vocales simples:

  • ○   Carraspear
    ○   Gruñir
    ○   Resoplar
    ○   Chasquear la lengua
    ○   Chillar
    ○   Ladrar
    ○   Silbar
    ○   Sisear

 

  • Tics vocales complejos:

 

    ○   Usar palabras o frases fuera de contexto
    ○   Repetir una palabra o frase que ha acaba de decir otra persona (ecolalia)
    ○   Repetir los propios sonidos o palabras (palilalia)
    ○   Proferir obscenidades (coprolalia)

 

 

Clasificación de los trastornos de tics

El DSM-V clasifica el trastorno de Tics dentro de los trastornos del desarrollo neurológico y lo divide en las siguientes categorías:
 

  • Trastorno de la Tourette: si se producen múltiples tics motores y al menos uno vocal. Para que se considere este trastorno debe aparecer antes de los 18 años y durar al menos un año.
  • Trastorno de tics motores o vocales persistente: Se producen tics motores o vocales, pero no ambos. Para que se considere este trastorno debe aparecer antes de los 18 años y durar al menos un año.
  • Trastorno de tics transitorio: Igual que el anterior, pero con una duración de menos de un año.
  • Otro trastorno de tics especificado: Si se dan tics pero no se cumplen los criterios de ninguno de los anteriores, por ejemplo que aparezcan después de los 18 años.
  • Trastorno de tics no especificado: Si se producen tics, pero no se consideran debidos a un trastorno del desarrollo neurológico.

 

Los trastornos anteriores pueden aparecer con diferentes intensidades, el DSM-V indica las siguientes:
 

  • Leve: Los síntomas desaparecen fácilmente mediante estímulo sensorial o distracción.
  • Moderado: Los síntomas requieren medidas de protección explícitas y modificación del comportamiento.
  • Grave: Se necesita vigilancia continua y medidas de protección para prevenir lesiones graves.

 

Los tics transitorios son los más frecuentes. Se considera que un 18% de los niños los han padecido. La incidencia es más del doble en los chicos que en las chicas.

Al trastorno de tics persistente se le estima una prevalencia del 5%. Es más frecuente en niños varones preadolescentes.

El trastorno de la Tourette se da en 5 niños de cada 10.000, si bien se considera que existe una prevalencia bastante superior, pero que no se detectan de forma habitual si los síntomas son leves.

 
 

Bases neurológicas de los trastornos de tics

Se consideran dos posibles causas para la aparición del trastorno de tics: traumas psicológicos y problemas neurológicos.

La excesiva ansiedad en un niño aumentará su nivel de arousal (activación general de la corteza cerebral) que podría estar inhibiendo los mecanismos de control de impulsos, dando lugar al tic. Sería similar a la activación típica del Trastorno Obsesivo Compulsivo y muy relacionado con éste.

Respecto de las bases neurológicas, se ha encontrado en niños que padecen el trastorno de la Tourette una simetría no habitual en los ganglios basales. Los ganglios basales los constituyen varios grupos de neuronas en la base del cerebro, que se supone se encargan de controlar los movimientos complejos involuntarios, por lo que se relación con los tics es evidente.

Estudios con resonancia magnética funcional muestran que las persona afectadas por tics tienen una actividad cerebral superior a la esperada en las cortezas prefrontal, parietal, temporal y cingulada. Todas estas zonas tienen en común que, de diferentes formas, entre sus funcionalidades están las de inhibir impulsos no deseados.

 
 

Neurofeedback para el tratamiento del trastorno de tics

Hay varias vías para abordar el tratamiento de tics mediante neurofeedback:
 

  • Abordaje directo del problema, con un entrenamiento que nos ayude a reducir la hiperactividad en las áreas corticales inhibitorias, favoreciendo el control de impulsos y el control de los tics.
  • Abordaje paralelo, disminuyendo la ansiedad, ya que diversos estudios muestran que la manifestación de los tics se dispara en presencia de estrés.

 

El uso conjunto de ambos entrenamientos produce una mejora apreciable disminuyendo la sintomatología y, además, favorece el trabajo con otras intervenciones conductuales y emocionales, para tratar el problema de forma global.

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Manuel Olalla

Manuel Olalla

Psicólogo clínico especializado en terapia cognitivo conductual y neuropsicología.

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