Centro de
en Zaragoza
- Neurofeedback
- Psicología
Aunque todo el mundo entiende qué es la discapacidad intelectual, una definición exacta del término resulta difícil, pues no se trata simplemente de tener más o menos desarrollada la inteligencia, aunque el retraso mental se cuantifique a partir de su medida, sino a ser más o menos capaz de desenvolverse en la vida, debido a limitaciones cognitivas. Es decir, se considerará que existe retraso mental si se obtiene una medida de la inteligencia anormalmente baja para la edad y situación social y cultural de la persona y si eso le conlleva problemas a la hora de desenvolverse en la sociedad y cuidarse a sí mismo.
La clasificación del nivel de afectación del retraso mental se realiza mediante los test de inteligencia que evalúan el cociente intelectual (CI). Esta medida parte de la consideración que la inteligencia media de una población es 100, por lo tanto las personas con un CI por encima de 100 estarán por encima de la media y los que puntúen menos de 100 estarán por debajo de la media. Por lo tanto, tener un CI bajo no es algo anormal, ya que la mitad de la población debe tener valores por debajo de 100, según la misma definición de la medida.
El problema viene cuando la medida está muy por debajo de 100.
En la definición de CI, además de considerar una media de 100, se considera una desviación típica de 15. La desviación típica es una medida estadística que se relaciona con la dispersión de las medidas, y que a efectos prácticos, en este caso, supone que el 68% de las personas tienen un CI entre 85 y 115 (es decir, la media +/- desviación típica) y un 95% de las personas tienen un CI entre 70 y 130 (es decir, la media +/- dos veces la desviación típica).
Teniendo esto en cuenta, se puede entender mejor la clasificación del distinto tipo de afectación de las personas con retraso mental:
Se considera que el retraso mental leve permite el acceso a la educación, que en el moderado pueden entrenarse conductas y que los otros dos presentan muchas dificultades para conseguir mejoras en cualquier tipo de aprendizaje.
Algunas de las causas del retraso mental pueden ser genéticas y otras pueden ser ambientales.
Algunas de las causas de retraso mental no genéticas serían:
Los casos de retraso mental más frecuentes son los debidos a causas genéticas. Sobre los que llevan asociados fenómenos de epilepsia puede encontrarse más información en la sección correspondiente. Igualmente, algunos retrasos mentales están asociados a trastornos autistas, sobre los que se puede encontrar más información en la sección dedicada al TEA. Existen algunos síndromes, poco frecuentes y que pueden tratarse si se diagnostican prematuramente, como la Fenilcetonuria. Los dos trastornos genéticos que desencadenan retraso mental más frecuentemente, se exponen en los puntos siguientes.
El síndrome de Down, es un trastorno de base genética, causado por el desarrollo de un cromosoma 21 extra, de forma que en vez de existir un par de cromosomas 21 (diploide) existen tres (trisomía).
Esta anomalía genética puede producirse de tres formas:
Es la causa más frecuente de retraso mental, siendo aproximadamente un 15% de los casos de retraso mental debidos al Síndrome de Down.
La afección del retraso mental puede ser moderada o severa, aunque en la mayoría de los casos, con el apoyo y la educación especial adecuada, puede reducirse hasta un nivel leve o moderado.
A nivel conductual, además del retraso mental, suelen darse retrasos en el desarrollo y el lenguaje, impulsividad, inestabilidad emocional y dificultades en el ámbito social, hasta llegar en algunos casos a conductas disruptivas (antisociales y hostiles).
A esto se unen una gran variedad de problemas físicos, dificultades en la psicomotricidad y limitaciones sensoriales.
Los estudios neuroanatómicos realizados en personas con Síndrome de Down indican la existencia de un número de neuronas en la corteza cerebral inferior al normal. Además, el peso del cerebro es entre un 60 y un 90% menor al esperado en un adulto. Esta anormalidad anatómica del cerebro es coherente con los estudios que muestran poca conectividad cortical en estas personas, es decir, que existen menos conexiones neuronales transmitiendo información en la corteza cerebral de lo que cabría esperar.
Sin embargo, el adecuado acercamiento a este síndrome, sobre todo si se realiza desde los primeros estadios del niño, ha mostrado que en la mayoría de los casos puede educarse a los niños con este síndrome para que tengan cierta autonomía, integración social y puedan incorporarse al mercado de trabajo.
El tratamiento por Neurofeedback para personas afectadas por el Síndrome de Down se realiza a varios niveles:
Es un trastorno hereditario que se caracteriza por un secuencia anormal de ADN al final de uno de los brazos del cromosoma X, que consigue que la codificación de proteínas a partir de los genes de esa zona sea defectuosa (“frágil”), de ahí el nombre del trastorno.
Es más habitual en hombres que en mujeres, ya que las mujeres al poseer dos cromosomas X se encuentran más protegidas.
Es la segunda causa de retraso mental, por detrás del Síndrome de Down, y la primera de tipo hereditario. Hay una gran variabilidad en la afectación del retraso mental de las personas afectadas por este síndrome, que puede ir de leve a severo. Esto puede deberse tanto a la aleatoriedad en la codificación correcta o no de algunas proteínas como a la gran variedad de problemas conductuales comórbidos para este síndrome, que pueden dificultar el aprendizaje y agravar la severidad de la afectación del retraso mental.
La respuesta conductual y emocional de las personas afectadas por este síndrome suele conllevar timidez extrema, trastornos de atención con o sin hiperactividad, automutilaciones, poca flexibilidad a los cambios, estereotipias, evitación de la mirada, déficit de lenguaje tanto expresivo como receptivo, dificultades fonológicas y dificultades en el procesamiento abstracto.
Los trastornos comórbidos más habituales son el TDAH (ver la sección correspondiente) y el TEA (ver las sección sobre los trastornos del espectro autista)
Mediante Neurofeedback podemos realizar varios tratamientos:
Sean cuales sean las causas, una persona con discapacidad intelectual leve o moderado puede trabajar y beneficiarse de la estimulación con neurofeedback aumentando y consolidando cualidades como la atención, la memoria, etc.
El neurofeedback tiene la capacidad de mejorar las capacidades personales en personas sin ningún trastorno (motivación, atención, concentración, memoria, control emocional y de impulsos, etc.). Esa misma funcionalidad, aplicada a personas afectadas de retraso mental, mejora sus capacidades cognitivas de forma significativa.
Cuando una persona realiza una tarea, normalmente, su actividad de ondas rápidas aumenta. Cuanto más aumenta, más efectiva es en la tarea, mayor es su concentración en la misma, más rápida es su velocidad de respuesta y mejora la capacidad de retener datos en la memoria.
Una persona sin discapacidades cognitivas puede aumentar su ondas rápidas casi un 50% cuando realiza una tarea. Una persona con retraso mental, suele aumentar sus ondas rápidas por debajo de un 15%. Con el entrenamiento adecuado en Neurofeedback se puede aumentar ese porcentaje, haciendo más óptimo su funcionamiento cognitivo y colaborando a reducir el nivel de afectación que produce el retraso mental.
Psicólogo clínico especializado en terapia cognitivo conductual y neuropsicología.
Centro de Neurofeedback en Zaragoza del Psicólogo Manuel Olalla